De la Desesperación a la Esperanza: El Poder Transformador de Dios

¡Saludos a todos nuestros lectores de Amistad Cuautitlán!

En este tiempo de reflexión y preparación para la celebración del 24 de diciembre del 2023, reflexionamos en el Capítulo 37 del libro de Ezequiel. Este mensaje poderoso nos lleva de la desesperación a la esperanza, destacando el extraordinario poder transformador de Dios en nuestras vidas.

¿Has visto un esqueleto? ¿Cómo te sentiste?

Comencemos con esta pregunta, la cual nos lleva a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y cómo a veces nos sentimos secos y desprovistos de esperanza. Pero la promesa divina es clara: «Pondré mi Espíritu en ustedes y vivirán.»

De la Muerte a la Vida: Preparación de un Milagro de Dios

El pastor Juan Carlos nos guía a través de la metáfora del Valle de los Huesos Secos, destacando cómo la muerte física y espiritual puede representar la pérdida de esperanza y conexión con Dios. Sin embargo, en medio de la sequedad, Dios prepara un milagro, mostrando su extraordinario poder al infundir vida en lo que parecía estar muerto.

El Espíritu que Da Vida

El Espíritu Santo es presentado como el viento catalizador, el aliento transformador que da vida. Nos sumergimos en la esencia divina de Dios, entendiendo que la restauración va más allá de lo físico, alcanzando la conexión y restauración espiritual más profunda.

De la Desesperación a la Esperanza: El Poder Transformador de Dios

Nos identificamos con el sentimiento de abatimiento de los israelitas, separados de su tierra y sin esperanza. Pero Dios declara un futuro mejor, un mensaje de esperanza y restauración no solo para Israel sino para toda la humanidad, incluyéndonos.

La Restauración de Dios: Aplicable a Todos

Dios tiene planes de restauración y renovación para aquellos que se sienten secos o abandonados. La restauración no es exclusiva, es para todos aquellos que buscan Su poder transformador.

Preguntas para la Reflexión Personal y Comunitaria

El blog concluye con preguntas que invitan a los lectores a reflexionar sobre su propia vida, su relación con Dios y la posibilidad de experimentar la restauración divina tanto a nivel individual como comunitario.

Experimenta el Poder Transformador en Amistad Cuautitlán

Finalmente, se destaca que, en Amistad Cuautitlán, estamos aquí para acompañarte en tu viaje de fe. Te invitamos a unirte a nosotros para experimentar la restauración de Dios y el renacer de la esperanza aún en medio de la desesperación.

Que este mensaje sea una fuente de inspiración y consuelo para todos nosotros. ¡Te esperamos en Amistad Cuautitlán para vivir juntos el poder transformador de Dios!

Con esperanza y amor,
Juan Carlos García
Pastor

Responsabilidad personal y justicia

Responsabilidad personal y justicia: Lecciones de Ezequiel 18

En el libro de Ezequiel, Capítulo 18, encontramos un poderoso mensaje que resuena a través de las generaciones: el concepto de responsabilidad y justicia personal.  Este capítulo nos desafía a reflexionar sobre las consecuencias de nuestras acciones y el papel que juegan en la configuración de nuestras vidas.  Profundicemos en las ideas que ofrece Ezequiel 18 y exploremos cómo siguen siendo relevantes en nuestro mundo moderno.

El mensaje de la responsabilidad personal: Ezequiel 18:20 entrega un mensaje directo: «El alma que pecare, esa morirá. El hijo no sufrirá por la iniquidad del padre, ni el padre sufrirá por la iniquidad del hijo».  Este versículo subraya la responsabilidad del individuo por sus propias acciones, separando la carga de la culpa de una generación a otra.  En una sociedad donde el cambio de culpa y las excusas son comunes, esta enseñanza nos recuerda que tenemos el control de nuestras elecciones y sus consecuencias.

Romper el ciclo: el capítulo desafía la idea de que el destino está determinado únicamente por el linaje o la educación de uno.  Presenta una perspectiva refrescante de que cada persona tiene la agencia para liberarse de patrones negativos y trazar un nuevo curso.  Esta idea tiene importancia en nuestro mundo, donde las personas a menudo se sienten atrapadas por su pasado o sus circunstancias.  El mensaje de Ezequiel nos empodera para tomar las riendas de nuestras vidas y hacer cambios positivos sin importar nuestra historia.

Justicia equitativa: Ezequiel 18 aboga por la justicia equitativa, enfatizando que la justicia y la maldad se atribuyen a los individuos respectivos.  Esto se alinea con las nociones modernas de equidad y responsabilidad dentro de los marcos legales y morales.  El versículo nos recuerda que la justicia debe basarse en las acciones del individuo y no en prejuicios predeterminados, promoviendo una sociedad más justa e inclusiva.

Lecciones para hoy: Ezequiel 18 podría haber sido escrito hace siglos, pero sus enseñanzas siguen siendo tan relevantes como siempre.  En una era digital donde la información se comparte ampliamente, el principio de responsabilidad personal se vuelve aún más importante.  Internet ha hecho que sea más fácil responsabilizar a las personas por sus acciones, destacando el impacto duradero de lo que decimos y hacemos.

Ezequiel 18 sirve como un recordatorio eterno de que nuestras acciones tienen consecuencias y tenemos el poder de dar forma a nuestro destino a través de elecciones responsables.  Este capítulo nos desafía a examinar nuestras vidas, romper ciclos negativos y contribuir positivamente a nuestras comunidades.  Mientras navegamos por las complejidades del mundo moderno, la sabiduría de Ezequiel 18 continúa guiándonos hacia un camino de responsabilidad personal, justicia y cambio significativo.

Navegando las transiciones de la vida: Explorando los desafíos y oportunidades de la edad adulta

Conclusión:
Navegar por las transiciones de la vida puede ser un viaje lleno de desafíos y oportunidades. A medida que avanzamos hacia la edad adulta, es vital abrazar el cambio, confiar en Dios a través de los desafíos, aprovechar las oportunidades de crecimiento y propósito, y buscar su guía en cada transición. Recuerda, no estás solo en este viaje. Seguramente quieres crecer y conocer lo que te depara en el futuro. Haz a un lado la incertidumbre, Dios está contigo en cada paso del camino, ofreciéndote Su sabiduría, consuelo y gracia. Entonces, da un paso adelante con fe, sabiendo que lo mejor está por venir.

Introducción:
Cumplir 18 años marca un momento importante en la vida de un joven. Es un tiempo de transición, donde uno deja atrás las comodidades familiares de la infancia y se adentra en los territorios desconocidos de la edad adulta. Habrá que tomar decisiones y ser responsables denuestras acciones. Esta fase puede ser emocionante y desalentadora, llena de desafíos y oportunidades. En esta publicación, profundizaremos en el viaje de navegar las transiciones de la vida, exploraremos los obstáculos que podemos enfrentar y descubriremos las increíbles oportunidades que se avecinan.

Aceptar el cambio: las estaciones de la vida
La vida es una serie de estaciones, y la transición a la edad adulta es una de esas estaciones. Así como la tierra pasa por ciclos de cambio, nuestras vidas también pasan por períodos de transformación. Eclesiastés 3:1-8 nos recuerda que hay un tiempo para todo debajo del sol: tiempo de llorar y tiempo de reír, tiempo de llorar y tiempo de bailar. A medida que aceptamos el cambio y reconocemos las diferentes estaciones de nuestra vida, podemos atravesar las transiciones con un sentido de propósito y esperanza.

Desafíos de la edad adulta
Entrar en la edad adulta trae consigo una buena cantidad de desafíos. Desde tomar decisiones importantes en la vida hasta encontrar nuestra identidad y enfrentar nuevas responsabilidades, el camino puede parecer abrumador a veces. ¿Sabes con quién vas a vivir el resto de tu vida? ¿Sabes a qué te vas a dedicar? Sin embargo, no estamos solos en este viaje. Proverbios 3:5-6 nos anima a confiar en el Señor con todo nuestro corazón y no apoyarnos en nuestro entendimiento. A medida que buscamos la guía de Dios, Él dirigirá nuestros caminos y brindará la sabiduría que necesitamos para superar estos desafíos.

Oportunidades de Crecimiento y Propósito
En medio de los desafíos, la edad adulta presenta oportunidades increíbles para el crecimiento y el propósito. Jeremías 29:11 nos recuerda que Dios tiene planes para prosperarnos y darnos esperanza y un futuro. A medida que avanzamos hacia la edad adulta, tenemos la oportunidad de continuar nuestra educación, descubrir nuestras pasiones y servir a los demás. 1 Pedro 4:10 nos anima a usar nuestros dones para servirnos unos a otros, contribuyendo al mejoramiento de la sociedad y encontrando satisfacción en el proceso.

Buscando la guía de Dios en las transiciones
Uno de los aspectos más cruciales de navegar las transiciones de la vida es buscar la guía de Dios. Proverbios 16:9 nos asegura que en nuestro corazón planeamos nuestro rumbo, pero es el Señor quien establece nuestros pasos. Si confiamos en la dirección de Dios y escuchamos la voz apacible y delicada del Espíritu Santo, podemos tomar decisiones con confianza, sabiendo que Él nos está guiando fielmente a lo largo del camino. El Salmo 32:8 nos recuerda que Dios nos instruirá y nos enseñará el camino que debemos seguir. Se requiere desarrollar el rasgo de carácter Flexible para recibir la Palabra de Dios, entenderla y aplicarla en nuestras vidas.

En esta publicación, hemos explorado los desafíos y las oportunidades que surgen a medida que hacemos la transición a la edad adulta. Es mi oración que estas ideas te inspiren a aceptar el cambio, enfrentar los desafíos con fe y perseguir el propósito y el potencial que tienes por delante con la ayuda de Dios. Recuerda, estás equipado para navegar por las transiciones de la vida y tener un impacto significativo en el mundo que te rodea.

Depende de Dios. Así es como debes hacerlo.

En nuestra vida diaria, a menudo nos enfrentamos a situaciones difíciles que pueden hacernos sentir abrumados e inseguros. Podemos encontrarnos haciendo preguntas como «¿Por qué yo?» o «¿Qué hice para merecer esto?» Es en estos momentos que debemos recordar las palabras de Romanos 8:18: “Porque considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son comparables con la gloria que se nos ha de revelar”.

Este versículo nos recuerda que incluso en medio de nuestras luchas, podemos encontrar esperanza en la promesa de un futuro mejor. También nos recuerda que nuestros sufrimientos actuales, por difíciles que sean, son temporales e insignificantes comparados con el gozo eterno que nos espera en el cielo.

Una de las formas en que podemos aprovechar esta esperanza y encontrar fortaleza en tiempos difíciles es a través de la oración. La oración es una herramienta poderosa que nos conecta con Dios y nos ayuda a buscar su guía, consuelo y fortaleza. A través de la oración, podemos profundizar nuestra relación con Dios y aprender a confiar más plenamente en Él.

Aprender a orar puede ser un desafío, especialmente si no estamos acostumbrados a dedicar tiempo a la oración en nuestras ocupadas vidas. Sin embargo, es una habilidad que se puede desarrollar con práctica y paciencia. Aquí hay algunos consejos para ayudarlo a convertirse en una oración más efectiva e intencional:

  1. Aparta un tiempo para la oración cada día. Incluso si son solo unos minutos, hacer de la oración un hábito diario puede ayudarlo a mantenerse conectado con Dios y hacer espacio para Él en su vida.
  2. Sé honesto con Dios. No tengas miedo de compartir tus dudas, miedos y luchas con Él. Él ya sabe lo que hay en tu corazón, pero compartirlo con Él puede ayudarte a procesar tus emociones y encontrar la paz.
  3. Utiliza las Escrituras como guía. La Biblia está llena de oraciones y promesas que pueden inspirarnos y animarnos en nuestra propia vida de oración. Utilice las Escrituras como guía para sus oraciones y permita que moldeen sus pensamientos y sentimientos.
  4. Escucha la voz de Dios. La oración no se trata solo de hablar con Dios, sino también de escuchar su respuesta. Quédate quieto y escucha Su voz, ya sea a través de la Biblia, un amigo o un sentimiento en tu corazón.

A medida que aprendemos a orar y nos volvemos más dependientes de Dios, podemos encontrar fortaleza y esperanza en medio de nuestras pruebas. Recuerda que no importa por lo que estemos pasando, nuestros sufrimientos presentes son temporales e insignificantes comparados con la gloria eterna que nos espera en el cielo. Así que perseveremos en la oración y confiemos en el amor y la fidelidad de Dios.

Por qué debemos creer en Jesús.

Cree en Jesús


Reflexiones sobre Marcos 14:53-65

El pasaje de Marcos 14:53-65 proporciona un argumento convincente de por qué debemos creer en Jesucristo. En este relato vemos cómo Jesús es tratado por los líderes religiosos de su tiempo, y cómo su comportamiento tranquilo y firme contrasta con su comportamiento agresivo y vengativo de ellos. Este pasaje nos da varias razones por las que debemos creer en Jesús y por qué debemos confiar en él como nuestro Señor y Salvador.

En primer lugar, vemos que Jesús es un hombre inocente. A lo largo de este pasaje, el Sanedrín trata de encontrar formas de acusarlo de un crimen, pero no pueden hacerlo. Traen testigos falsos, pero sus historias no concuerdan. Intentan atraparlo con preguntas, pero él siempre responde con sabiduría y verdad. Incluso cuando el sumo sacerdote le pregunta directamente si él es el Mesías, el Hijo de Dios, Jesús responde con sencillez y sinceridad: «Yo soy» (Mc 14,62). Este es un hombre que no ha hecho nada malo y, sin embargo, es condenado por las mismas personas que deberían defender la justicia y la rectitud.

En segundo lugar, vemos que Jesús está dispuesto a sufrir por nosotros. Mientras está de pie ante el Sanedrín, Jesús sabe lo que viene. Sabe que será golpeado, burlado y finalmente condenado a muerte. Y, sin embargo, no se resiste. Él no se defiende. Ni siquiera trata de defenderse. En cambio, se somete a su prueba, sabiendo que está cumpliendo la voluntad de su Padre que está en los cielos. Esta es una poderosa demostración de amor y sacrificio. Jesús está dispuesto a soportar todo esto por el bien de aquellos que creerán en él.

En tercer lugar, vemos que Jesús es quien dice ser. Cuando el sumo sacerdote le pregunta si él es el Mesías, el Hijo de Dios, Jesús responde con una clara afirmación: «Yo soy» (Mc 14,62). Esta es una declaración audaz, y habría sido una blasfemia si no fuera verdad. Pero Jesús no está haciendo un reclamo vacío. A lo largo de su ministerio, ha demostrado su poder y autoridad a través de sus milagros y enseñanzas. Ha demostrado que no es solo un gran maestro o profeta, sino que es el Hijo de Dios, enviado para salvar al mundo.

A la luz de estas verdades, nos sentimos atraídos a creer en Jesús y a confiar en él como nuestro Señor y Salvador. Podemos tener confianza en que él es quien dice ser y que está dispuesto a sufrir por nosotros. Podemos descansar sabiendo que él es inocente y que ha tomado nuestro lugar en la cruz, pagando la pena por nuestros pecados. Al reflexionar sobre los eventos que llevaron al juicio y crucifixión de Jesús, recordamos el gran amor que él tiene por nosotros, y somos inspirados a vivir nuestras vidas de una manera que lo honre y lo glorifique.

Es importante que todos lleguemos a conocer el amor y la gracia de Jesucristo, y que vivamos nuestras vidas de una manera que refleje su amor y sacrificio. Confiemos en él con todo nuestro corazón y sigámoslo dondequiera que nos lleve.

El poder de la empatía: cómo ser un mejor ser humano a través del servicio

Basado en Juan 13:1-20

Jesús lavando los pies de sus discípulos.

En la sociedad de hoy, a menudo se nos dice que el éxito y la felicidad provienen de lograr poder, riqueza y estatus. Se nos dice que debemos esforzarnos por la grandeza, escalar la escalera del éxito y ser los mejores. Sin embargo, como vemos en Juan 13:1-20, la verdadera grandeza no proviene del poder o la posición, sino de servir a los demás con humildad y amor.

El ejemplo de la humildad de Cristo

En este pasaje, Jesús lava los pies de sus discípulos, un acto de servicio reservado para los sirvientes más bajos. Al hacerlo, nos muestra que la verdadera grandeza no proviene del estatus o el poder, sino de servir a los demás. Él establece un ejemplo para que lo sigamos, enseñándonos que el amor y la humildad van de la mano. En un mundo que valora el éxito basado en posesiones materiales y estatus, puede ser fácil olvidar la importancia de servir a los demás. Sin embargo, como seguidores de Cristo, estamos llamados a amar y servir a los demás, tal como él lo hizo.

El llamado a seguir el ejemplo de Cristo

En Juan 13:14-15, Jesús dice: «Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes». Jesús está diciéndole a sus discípulos – y a nosotros – que si queremos seguirlo, debemos seguir su ejemplo de servicio y humildad. Seguir el ejemplo de Cristo significa estar dispuestos a servir a los demás, incluso si significa poner nuestras propias necesidades y deseos a un lado. Significa reconocer que no somos el centro del universo y que la verdadera grandeza proviene de servir a los demás. Significa humillarnos, tal como lo hizo Cristo cuando lavó los pies de sus discípulos.

La bendición de seguir el ejemplo de Cristo

Jesús nos promete una bendición si seguimos su ejemplo de servicio y humildad. En Juan 13:17, dice: «Pues ya saben estas cosas, y serán felices si las ponen en práctica». La bendición de servir a los demás es que nos permite amar como Cristo nos amó. Nos permite poner las necesidades de los demás antes que las nuestras y mostrarles el amor y la compasión de Cristo. Cuando servimos a los demás con humildad, podemos romper las barreras que nos separan y crear un sentido de comunidad y unidad. Podemos mostrar el amor de Cristo de maneras tangibles, ya sea mediante el voluntariado en un refugio local o simplemente ayudando a un vecino necesitado.

Aplicación:

El llamado a la humildad y el servicio que vemos en Juan 13:1-20 es un recordatorio poderoso de lo que realmente importa en la vida. No se trata de acumular poder o riqueza, sino de servir a los demás con amor y humildad, tal como lo hizo Cristo. Siguiendo el ejemplo de Jesús, podemos romper las barreras que nos separan y construir comunidades fuertes y amorosas. Podemos demostrar el amor y la compasión de Cristo a través de nuestros actos de servicio y humildad. Y, como promete Jesús, seremos felices si ponemos en práctica estos principios en nuestras vidas.

Entonces, ¿cómo podemos poner en práctica el llamado a la humildad y el servicio en nuestras propias vidas? Busquemos oportunidades para servir a los demás, ya sea a través del servicio en nuestra iglesia local, ayudando a un vecino necesitado o simplemente buscando maneras de ser amables y compasivos en nuestra vida diaria. También podemos cultivar la humildad en nuestras propias vidas, reconociendo que no somos el centro del universo y que la verdadera grandeza proviene de servir a los demás. Podemos practicar la empatía y la compasión, poniéndonos en los zapatos de los demás y tratando a los demás con el mismo amor y respeto que deseamos para nosotros mismos.

En resumen, el llamado a la humildad y el servicio es un recordatorio poderoso de lo que realmente importa en la vida. Si seguimos el ejemplo de Cristo y nos esforzamos por servir a los demás con amor y humildad, podemos experimentar la verdadera grandeza y felicidad en nuestras vidas.

Amar como Jesús en medio de una cultura de tolerancia.

En este tiempo donde la tolerancia es invocada por todos lados, a veces parece que ser cristiano es ser diferente y muchas veces se nos etiqueta como intolerantes. ¿Pueden coexistir la tolerancia y la fe? La gente no siempre va a estar de acuerdo con nosotros y, de hecho, se hacen hostiles hacia los cristianos que manifestamos convicciones bíblicas y cristianas. Sin duda, la forma en que Jesús lidió con las opiniones diferentes marca la opción que debemos seguir. Estarás de acuerdo que una actitud de perdón y una postura de misericordia o compasión nos ayudarán a caminar en sabiduría hacia aquellas personas que piensan y actúan diferente que nosotros los cristianos. Por ello veremos seis formas de cómo amar a las personas.

Controla tus emociones.

Jesús enfrentó a gente obstinada y terca. Los fariseos y escribas, multitudes confundidas y a un gobierno indiferente quienes se resistían a aceptarle. Vemos en Marcos 3:5 que él llegó a enojarse y a entristecerse debido a la dureza de sus corazones, sin embargo, realiza el milagro de sanar la mano del hombre que la tenía paralizada, al mismo tiempo. A pesar de su enojo (sin pecado) y su tristeza, el Señor Jesús controló sus emociones y decidió hacer la voluntad de Dios en su vida, mostrándonos así lo que podemos hacer, mantener en control nuestras emociones.

Vence el mal haciendo el bien.

Siempre he admirado en Jesús que tenía un objetivo claro cuando estuvo aquí en la tierra, buscaba salvar a los perdidos, esa era su misión. Tenía una determinación impresionante de no permitir que otros lo desviaran de su propósito. Muchas personas organizan protestas y publican en las redes sociales insultos para responder a quien piensa diferente que ellos. ¿Recuerdas cómo reaccionó Pedro, el discípulo de Jesús, cuando venían por el Señor para llevárselo y condenarlo? Pedro trató de pagar mal por el mal cuando le rebanó la oreja a un guardia romano; pero el Señor reaccionó con una actitud sanadora, ¡le sanó la oreja! ¿Cuál será nuestra reacción cuando enfrentemos oposición a nuestra fe? La Palabra de Dios nos desafía en Romanos 12:17: Nunca le paguen a nadie mal con mal. Al contrario, busquen hacerles el bien a todos.

Ama a los que se te oponen.

Si, ya sé que debemos orar por nuestros enemigos; pero amarlos es algo más cristiano y valioso. ¿Cómo hacerlo? Debemos recordar que nuestros oponentes no son personas físicas. Nuestra lucha es contra ideologías, fortalezas o patrones de pensamiento y creencias. Sabemos, por lo que dice Efesios 6, que nuestra verdadera guerra es en el mundo espiritual y así debemos pelear, con las armas espirituales que la Palabra de Dios nos da. Las personas, realmente viven confundidas y no les ha amanecido porque están cautivos por el enemigo, ese sí, de nuestras almas. Por eso no debemos luchar o pelear contra las personas sino contra nuestros verdaderos enemigos. Pero ¿Cuál es el siguiente paso?

Busca un cambio de corazón y no un cambio de opinión.

¿Qué hacer cuando las cosas se pongan difíciles? ¿En qué términos debemos pelear? Jesús se enfrentó a sus oponentes con Gracia y Verdad. ¿Recuerdas cuándo llegó al templo y vio a los mercaderes y cambistas allí? Les volteó las mesas, literal y estratégicamente. Si se enojó; pero no se peleó con ellos ni en sus términos. En otro caso, confrontó a los fariseos y escribas preguntándoles: “¿Qué es más fácil? ¿Decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y anda”?

Deja que el Espíritu Santo te guíe.

¿Cómo amar a una persona adicta, esquizofrénica, a la chica que vive con su novio o transgénero? Hay que hacer a un lado nuestra mente estrecha y ver lo que la Palabra de Dios nos dice en 1 Corintios 13:4-7:

El amor es paciente, es benigno; el amor no es envidioso; el amor no es presumido ni orgulloso; no se comporta con rudeza ni es egoísta ni se enoja fácilmente ni guarda rencor; al amor no le gustan las injusticias y se regocija cuando triunfa la verdad. El amor disculpa todos los errores, siempre confía en la persona amada, espera de ella lo mejor y todo lo soporta.

En el contexto de esta cita, se nos habla de los dones y habilidades que el Espíritu Santo nos da y, por ello, se trata de permitir que sea el Espíritu Santo quien nos ayude a hacer la diferencia. Para marcar la diferencia se necesita amor. Sólo el Espíritu Santo nos puede dar ese tipo de amor sobrenatural por las personas. Esa es mi oración, que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y/o nos ayude a desarrollar ese tipo de amor, ese tipo de mentalidad y ese tipo de corazón hacia los demás. Es decir, no se trata de ser sólo tolerantes con los demás. El Espíritu de Verdad de Dios siempre será más fuerte que la tolerancia de la cultura. O tú ¿qué opinas?

Cómo cultivar nuestra confianza en Dios.

Entre cristianos se repite constantemente la frase «Ten confianza en Dios», a mí me la han dicho muchas ocasiones, seguramente a ti también. Pero ¿Cómo se logra esto? ¿Cómo podremos confiar en alguien que no vemos? Si, estamos hablando de fe en Dios y vamos a ver cómo podemos confiar en Jesucristo con todo nuestro corazón.

En el mundo se enseña que la confianza debe ganarse y parece que lo más importante es tener una buena autoestima para obtener seguridad y confianza en uno mismo; pero la Palabra de Dios enseña que primero se debe confiar en Dios. Proverbios 3:5 dice: Confía en el SEÑOR con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Es decir, no debes depender de ti mismo, necesitas entender y conocer quién es Dios. Parece difícil, lo es, porque deberás hacer a un lado tus propios planes y expectativas para rendirte a los planes de Dios en tu vida. Si, ya sé, pudieras estar pensando que es tan difícil que se ha vuelto imposible para ti. ¿Qué hacer?

Clama a Dios, es así como podrás mostrar dependencia a Dios. Dios es el gran recurso que tienes a tu disposición. Necesitas clamar a Él y así estarás mostrando tu dependencia. Cuando oras, admites que Sus caminos son más altos que los tuyos y dejas tus problemas, cargas y sueños en Sus manos capaces. De hecho, la Biblia promete que cuando te acerques a Él en oración, Él te escuchará. Proverbios 3:6 dice: Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas. Se trata de entregarle las llaves de tu vida a Él para que Él te guíe.

Hay personas que me han dicho que les es imposible confiar en Dios porque desean hacer otras cosas y no las de Dios precisamente. Esos deseos resultan ser cosas apasionantes y la Biblia las describe como concupiscencias, las cuales se pueden entender como las cosas que nos atraen a la vista o nos provocan sensaciones que pensamos son bendiciones. ¿Qué hacer? Huye del mal. Proverbios 3:7 es claro cuando nos dice: No seas sabio en tu propia opinión: Teme al SEÑOR y apártate del mal. Sin duda, tendrás que apartarte de esas influencias que te llevan al mal y quieren arrastrarte hacia la destrucción de tu vida. Si, huir de los malos deseos implicará que pases tiempo con Dios, que clames a Él y te apoyes plenamente en Él. Atrévete a conocerle, aprende Su Palabra y al alejarte del mal tendrás buenos resultados en tu vida. Proverbios 3:8 lo confirma: porque será medicina para tu carne y refrigerio para tus huesos. Huir del mal requiere un compromiso serio.

Estamos acostumbrados a lo fácil y lo más fácil es ponernos a nosotros mismos primero. Si tuvimos algún logro nos queremos felicitar y recibir el reconocimiento de los demás. Si nos va mal, nos hacemos la víctima y buscamos echarle la culpa a otras personas. Si tenemos ganancias preferimos guardar el dinero y hacernos ricos porque generalmente tenemos un punto de partida centrado en nuestro egoísmo. Por eso, es muy importante este consejo: Pon a Dios primero en tu vida. Debes aprender a centrar tu vida, tus intereses y logros en Dios antes que nada y que nadie. Proverbios 3:9-10 Honra al SEÑOR con tus riquezas y con las primicias de todos tus frutos. Así tus graneros estarán llenos con abundancia,
y tus lagares rebosarán de vino nuevo.

Aprende a controlarte por medio de la Palabra de Dios. La verdad, es que nosotros tenemos la tendencia a justificar nuestros pecados, no somos tan buenos para evaluarnos a nosotros mismos. Haremos todo lo posible para excusarnos. La Palabra de Dios nos ubica en dónde realmente estamos parados. A veces no nos va a gustar lo que veamos. Proverbios 3: 11 nos lo dice así: No deseches, hijo mío, la disciplina del SEÑOR ni te resientas por su reprensión. Para hacer los cambios en tu vida que te ayuden a superar lo malo en tu vida requerirás guardar su Palabra en tu corazón. Es necesario ponerla en práctica, Dios la usará para tratar con nosotros. No olvides que Dios tiene planes para ti, planes de bendición.

El mismo Jesús dice en Su Palabra que el mejor consejero que podemos tener es el Espíritu Santo. Tener al Espíritu Santo como consejero nos permite vivir con dirección y confiados en la presencia de Dios. Escucha al Espíritu Santo, déjate guiar por Él. No tienes que esperar más para guiar tu vida con verdad y la seguridad que sólo te dará la presencia del Espíritu en tu vida. La realidad del Espíritu prometida por Jesús dará a tu vida certeza y sabiduría. Podrás vivir confiado y seguro.

¿Dónde está Dios cuando lo necesito? ¿Por qué me suceden cosas malas? Lo que te puedo decir es: Descansa en el amor de Dios. La Palabra de Dios dice en Proverbios 3:12 porque el SEÑOR disciplina al que ama, como el padre al hijo a quien quiere. Aún cuando hay confusión en nuestra vida, Dios no se desaparece. Él ha prometido estar contigo y conmigo, con nosotros. Él, que es un Padre amoroso, no nos deja. Siempre va a buscar cómo ayudarnos y nos mostrará una oportunidad para el arrepentimiento y oportunidad para la Salvación. Si, seguir estos pasos no será fácil porque tendremos que negarnos a nosotros mismos. Yo te animo a que confíes en el Señor con todo tu corazón y él te dará lo que necesites para prosperar en tu vida. Si, confiar en Dios requerirá un compromiso de todo tu corazón. Lo importante es que Él no te abandonará. Ya lo dijo en Mateo 28:20b «…Y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.

Enfrentando los Cambios

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Ya se aproxima el Día de las Madres y este post lo estoy escribiendo en razón de ello. Las mujeres que se convierten en madres son expertas en experimentar y enfrentar cambios en su vida. Sin duda, deben enfrentar muchos cambios emocionales, a veces, en el límite; pero siempre enfrentando la vida y trabajando al extremo porque los cambios generan movimiento y transformación. La pregunta que tengo para las mujeres y madres es ¿Hacia dónde te estás moviendo y en qué te estás transformando?

En la Biblia, tenemos el caso de Rut, una mujer moabita que debió dejar su familia, sus costumbres, su cultura, su idioma para irse a vivir a Belén con su suegra en busca de un futuro que la redimiera. Es conocida su declaración con la que declaró su fidelidad a Noemí y a Dios. Ese fue el principio para que ella viviera un futuro totalmente diferente a lo que había vivido en su niñez y parte de su juventud. Su compromiso no fue con su suegra, fue con Dios. A pesar de su tragedia compartida, Rut y Noemí nos enseñan con su decisión la forma en que debemos considerar a Dios más allá de nuestras circunstancias y relaciones personales. Cuando pongas a Dios en primer lugar no tendrás por qué preocuparte acerca de tu futuro, pues el Señor te guiará y suplirá todas tus necesidades afectivas. Dios es proveedor de todas tus necesidades emocionales, financieras y espirituales. Te dará certidumbre y esperanza siempre pues es Él quien convierte las tragedias en bendiciones.

Cuando una mujer es madre desarrolla habilidades especiales acerca de cómo levantar a sus hijos. Una madre que toma en cuenta el propósito de Dios para su vida se comprometerá levantar a sus hijos como verdaderos hijos y adoradores de Dios. En la Biblia hay muchos ejemplos. Jocabed, Ana y María, la madre de Jesús son ejemplos y nos enseñan la importancia de saber transmitir los principios y valores del Padre a sus hijos. Veo en la madre de Moisés, Jocabed, una mujer que confió en Dios y le entregó a su hijo buscando que se cumpliera el propósito de Dios en él. Ella fue quien le dio la identidad y los valores necesarios para que más tarde se convirtiera en el líder que sacó a su pueblo de la esclavitud. Ana, también debió entregar a su hijo para que fuera el profeta y juez en Israel y a la postre, el hombre que ungiría a los dos primeros reyes de su pueblo. Finalmente, María, la madre de Jesús nos enseña cómo amó a su hijo a pesar de los cambios que él fue presentando en su adolescencia, permitiendo que su hijo buscara estar en las cosas del Padre antes que en cualquier otra cosa. Lo importante, pues, es que tus hijos tengan una visión de lo eterno y una relación personal con el Espíritu de Dios. Que ese sea el verdadero cambio para sus vidas, que se vuelvan a Dios.

¿Qué debe hacer una mujer actual? Sin duda, buscar a Dios primeramente. Si estás soltera, él te mostrará quién será la mejor persona con la cual habrás de vivir tu futuro. Te mostrará el camino del virtuosismo, ese que requiere esfuerzo, disciplina y trabajo. Dios querrá prosperarte y seguramente te dará hijos como bendición para que puedas instruirlos y enseñarles a relacionarse con Dios. Cambiará tu tragedia en bendición. Si tienes hijos, enséñales a crecer en gracia y en sabiduría. Entrégaselos a Dios, que sea el Espíritu de Dios quien les enseñe a tomar las decisiones de lo eterno. Enséñales a confiar en el Padre celestial y a vivir con la seguridad que no estarán desamparados. Enséñales a vivir siendo transformados por la Palabra de Dios y no importando los cambios, que siempre se mantengan firmes en su fe. Enséñales a tomar decisiones basadas en los principios bíblicos de Dios. Dales la oportunidad que emprendan ministerios de Dios y de servicio a las personas que necesitan el evangelio. Más allá de que logren el éxito, que aprendan a ser aprobados por Dios y conozcan el poder transformador del evangelio. No te arrepentirás de hacerlo, pues enfrentarán los cambios con la mejor ayuda y el mejor guía, el Espíritu Santo. Atrévete a cambiar siempre considerando a Dios para la toma adecuada de tus decisiones. Te irá bien.

 

Proverbios 31:30 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;

La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.

 

Lucas 2:52 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.

Mentalidad espiritual para tu hijo

Tengo un amigo que dice: «El problema no es tener hijos, sino mantenerlos». Hay quienes saben que sus hijos son buenos chicos, sin embargo, a veces, piensan que sus hijos son fuera de lo normal y dicen: «¡No sé qué hacer con mi hijo (a)!».  Para un padre cristiano, tener hijos va más allá de la manutención, implica tratar con seres que son bendición de Dios y, obviamente, la tarea de entrenarlos para que sean cristianos y vivan con la convicción de ser hijos de Dios se vuelve el objetivo a alcanzar. ¿Quieres una familia cristiana, fructífera y próspera? Si somos seres espirituales, entenderemos que nuestro trabajo de ganar a nuestros hijos para Dios es algo natural, dado que dependemos del Espíritu y nuestra mente actúa en consecuencia. Pareciera, pues, que tener hijos espirituales, me refiero a los hijos de carne y hueso, es tarea fácil. En la realidad de la vida práctica, educar a un hijo es un desafío proveniente de Dios con el propósito que tu familia sea fructífera y próspera para la vida eterna. Si eres el padre, toma el reto, si eres el hijo, toma el reto. Seamos hijos de Dios eternamente.

En la Biblia vemos la historia de Jesús cuando fue niño, escrita por Lucas, ahí podemos observar que José y María, los padres de Jesús asumieron una gran responsabilidad al tenerlo en casa. Estoy seguro que le enseñaron los principios de Dios, además eran padres que procuraban cumplir con los mandamientos del Padre en todos los sentidos. Llevaron a Jesús al templo para celebrar la fiesta de la Pascua como familia. Podemos ver que Jesús crecía en gracia y sabiduría, a tal grado que podía mantener una comunicación con los doctores de la Ley. Esto era lo importante, estar en las cosas de Dios. No creo que José y María hayan sido padres negligentes y sí, que le enseñaron a Jesús a valerse por sí mismo.  Creo que le enseñaron a pensar objetivamente y a darle la importancia a las cosas que verdaderamente debieran ser las importantes.

Me parece que Jesús creció con una mentalidad muy fuerte, una mentalidad espiritual, enfocada en Dios con visión y propósito claros. Jesús sabía muy bien que él era Hijo de Dios. También podemos apreciar que tenía conocimiento y entendimiento claro de las cosas. Jesús, como hijo, sabía discernir qué era lo más importante para su vida y a qué debía dedicarse. ¿Tu hijo sabe quién es Dios? ¿Conoce a Dios como su padre? ¿Tiene visión y propósito? ¿Entiende las cosas espirituales? ¿Sabe discernir entre lo que es más importante y lo bueno? Si no es así, entonces tenemos un gran reto por delante, entrenar a nuestros hijos para que tengan una mentalidad espiritual, cristiana e identidad propia como hijos de Dios. ¡Qué reto!

Es en el libro de Proverbios donde hallamos que es necesario instruir a los niños. Instruir significa proporcionar conocimientos, habilidades y experiencias a una persona con el propósito de formarla. Se trata de formar a nuestros hijos. ¿Cómo los estamos formando? Aún cuando no tengamos una idea clara de cómo formarlos y no haya propósito, les estamos dando algún tipo de formación, ya que compartimos con ellos conocimientos, habilidades y experiencias. Instruir es tener un objetivo y trabajar en pos de él con disciplina y esfuerzo. Ah, si los padres entendiéramos la importancia de la disciplina y del esfuerzo para lograr el crecimiento en nuestros hijos, muchas cosas cambiarían en nuestra cultura de la improvisación familiar. ¿Cómo es que Jesús podría mantener una conversación con los doctores de la Ley? Tenía el conocimiento, las habilidades y la experiencia de una relación con el Padre y con sus padres.

Siempre me ha llamado la atención el caso del profeta Samuel, un hombre de Dios que ungió a los dos primeros reyes de Israel. Eli, el sacerdote, fue su maestro. Llama la atención que Elí había sido un mal padre, pues sus hijos se habían corrompido alejándose de Dios. Lo interesante es que educar a Samuel, fue una oportunidad nueva para Elí. Samuel se caracterizó por ser una persona dependiente de Dios, con visión y propósito, enfocado en lo eterno y con una mentalidad espiritual. La clave está en tomar en cuenta a Dios y estar dispuestos a corregir lo que no hemos hecho bien.

Tener una mentalidad del Espíritu, hará que tus hijos también busquen tenerla. Es el ejemplo, es considerar a Dios como lo más importante, que lo es, para nuestra vida. Te animo a que busques tener una familia fructífera y próspera en lo espiritual. Sé espiritual como padre, deja que Dios te indique cómo educar a tus hijos. Atrévete a transmitir los conocimientos, habilidades y experiencias que día a día tienes con el Padre. Una mentalidad en el Espíritu te llevará a pensar en lo eterno. No dudes en aplicar la disciplina a tu vida, esfuérzate en mostrar cuánto amas a Dios y transmite a tus hijos la pasión que tienes por el Eterno. Acepta el reto.

Proverbios 22:6 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Instruye al niño en su camino,

Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

Sé un hombre de carácter

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Photo by Ben White on Unsplash

¿Alguien me podría decir qué significa ser un hombre de Dios? Más allá de asistir a una congregación cristiana, tener pláticas acerca de Dios y decir que somos creyentes hay un Camino que demanda más que eso. No se trata de ir a la Iglesia sino ser la iglesia, tampoco de ser un fan de Jesús, sino ser su discípulo. Habrá que dejar a un lado los paradigmas de Iglesia por los de Jesús. Es una buena idea leer la Biblia; pero más y mejor, llevar a la práctica sus principios con un compromiso que trasciende a la religión.

¿Conoces a alguien más grande que tú? Si, a alguien que sea muy alto y fuerte, pienso nadie quiere tener a ese tipo de enemigos. En muchas ocasiones el temor y la incredulidad hacen que nuestro valor sea mínimo, por lo que se requiere un espíritu de lucha así como el que desarrolló David, ese pastor de ovejas que se convirtió en rey.  El gigante Goliat había menospreciado al pueblo de Israel con su fanfarronería y apariencia de grande; pero no contaba con el carácter que David había desarrollado al pelear contra animales salvajes en el campo. Más que la fuerza, su confianza en Dios le permitía enfrentar a un enemigo, evidentemente más grande y poderoso. La Biblia dice que el Espíritu de Dios estaba en él. Su experiencia como pastor, su fe en Dios, su valor juvenil y su celo por el Dios vivo lo llevaron a ser un ejemplo para nuestras vidas. Ese ejemplo, de tomarlo en cuenta, te llevará a desarrollar un espíritu de lucha y confianza en Dios, tan grandes que no importará el tamaño de tus problemas. ¡Atrévete a ser diferente y a ganarle al enemigo!

Ser cristiano e hijo de Dios implica, a parte de ese espíritu de lucha, un compromiso total con Dios. Jesús vino para darnos vida abundante y eterna. Se sabe de personas que adquieren riquezas y tienen grandes logros en su vida; pero terminan solos, tristes y envueltos en depresión porque nada les satisface. Nuestro compromiso con Dios debe ser total. Si valoramos la vida eterna entenderemos que no hay nada que podamos hacer nosotros para pagarla. La vida eterna es más importante que la vida terrenal para aquel que se precia de ser cristiano. ¿Qué pasaría si Jesús te pidiera que vendieras todo y lo que ganaras se lo dieras a los pobres? La forma en que puedes comenzar a tener una mentalidad de vivir para el reino de Dios es que empieces por establecer las prioridades correctas en tu vida. David fue un gran luchador porque tuvo intimidad con Dios, conocía a Dios y desarrolló sus habilidades de la mano de Dios. Tu fe será desafiada. Comienza por darle el primer lugar a Dios en tu vida y disponte a entregar todo para su gloria. Prepárate para a obedecer sus principios y mandamientos. Serás un hombre con carácter.

Un espíritu de lucha y un compromiso total te darán la oportunidad de caminar con Dios para desarrollar una fe inquebrantable. Siempre me ha llamado la atención cómo Dios le pide en Génesis 22 a Abraham que le entregue a su hijo Isaac en sacrificio. Su único hijo que le podría dar descendientes y la seguridad de que se cumpliera la promesa de Dios que sería llamado «padre de multitudes». ¿Qué fuerte no? Dios va a probar tu fe a través de tu obediencia. ¿Obedeces a Dios? Cuando tú aprendas a confiar en Dios podrás obedecer como sí lo hizo Abraham. Así son los verdaderos discípulos de Dios, le creen, se comprometen con él y le obedecen pase lo que pase. Si, si tú dices que eres un cristiano, tu fe será probada con tu obediencia a la Palabra de Él. Recuerda, Dios no anda buscando fans, anhela corazones y gente que le adore en espíritu y en verdad, es decir, que sean obedientes. Eso es lo que da carácter.

Ser un hombre de Dios requiere un espíritu de lucha como el de David y depositar tu confianza en el Todopoderoso para no ver el tamaño de tus problemas.  Ser un hombre de Dios requerirá que no pongas tu corazón en las riquezas, que seas capaz de hacer un compromiso total y que te entregues plenamente a Él. No lo dudes, Dios no te traicionará, no te abandonará, no te dejará. Comprométete y déja que Él se haga cargo de tu vida. Aprende a obedecer los mandamientos de Dios. Si Dios te ha dicho que hagas algo, hazlo. ¿Por qué poner excusas? ¿Por qué actuar a escondidas? Dios está buscando gente con carácter, que su si, sea si y que su no al pecado, sea no. Sé un hombre de carácter, sé un hombre de Dios.

Los zapatos de la alegría

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Photo by Matthew Wheeler on Unsplash

Un hombre sabio le dijo al padre de un príncipe que su hijo podría ser feliz, únicamente si este se ponía los zapatos de una persona verdaderamente feliz. En el reino se buscó a un hombre que fuera verdaderamente feliz, pero cuando finalmente lo encontraron, este era tan pobre que no tenía zapatos.

 

Juan 15:10-11 Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

10 Si guardan mis mandamientos permanecerán en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

11 “Estas cosas les he hablado para que mi gozo esté en ustedes y su gozo sea completo.

Lengua Viperina

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Imagen tomada de pinsdaddy.com

¿Has escuchado la frase que dice: «Ten cuidado con esa persona porque tiene una lengua viperina»? A veces se hace referencia así por la capacidad para hablar que alguna persona manifiesta. No, no sólo es el hablar muchas palabras, también cuenta la intención. Una persona con lengua viperina es hiriente con sus palabras, tiene mala intención, inventa chismes y es murmuradora. Este tipo de persona se vuelve experto en el menosprecio y ninguneo con sus palabras. Controlar la lengua es controlarse a si mismo, controlar la lengua es dejar que el Espíritu Santo hable con sabiduría, para eso Dios nos da dominio propio.

La lengua, físicamente, es un músculo pequeño, de 10 centímetros, sin embargo, es el músculo más poderoso que forma parte de nuestro cuerpo y tiene funciones diversas, como las de proveernos la sensación de sabor y permitirnos ingerir los alimentos, además de ser muy flexible. Sin embargo, es nuestro cerebro quien controla sus movimientos y funciones físicas. De esto, debemos estar conscientes al momento de controlar lo que decimos, que sea nuestro cerebro quien marque la madurez con la que hablamos. ¿No crees? Es tiempo de hablar con responsabilidad y madurez. Es tiempo de usar la lengua con el propósito claro de edificar, de levantar y bendecir a los que nos rodean.

En Génesis, el libro de los principios, leemos actuar a la serpiente engañando a Eva para hacerle creer a ella y a su marido que podían ser como Dios sin Dios. Siempre buscando la destrucción de los demás. Dios nos ha dado dominio propio (2 Timoteo 1:7) para controlar nuestra lengua y crecer espiritualmente. Una persona que controla su lengua aprende a filtrar sus pensamientos dando muestra de madurez y disposición a los acuerdos. Hacer a un lado los insultos por palabras que edifiquen y promuevan la bendición. Nuestra madurez espiritual se evidencia por el saber controlar nuestra lengua.

Santiago es más explícito cuando maneja el concepto de la brida, la que controla a los caballos como una forma similar en la que debemos controlar nuestra lengua para evitar crear fuegos innecesarios. La brida consiste en un conjunto que es conformado por el freno, la rienda y las correas que se utilizan para controlar a un caballo. La idea subyacente es que tú y yo debemos controlar nuestra lengua con todos los recursos y esfuerzos que sean necesarios. Siempre debe haber un propósito claro y con bendición para expresar nuestras palabras. Nada de ser hirientes o generar menosprecios con nuestra lengua. Controla tu lengua, controla tu cuerpo, busca ser bendición con lo que dices, piensa antes de hablar, parece decirnos la Palabra.

Hoy te invito a que consideres Proverbios 15:4 cuando dice que, las palabras suaves son un árbol de vida; la lengua engañosa destruye el espíritu. (NTV) Nos ayudan las resoluciones que hizo Jonathan Edwards al respecto de este tema:

  1. Estoy resuelto a nunca decir nada en absoluto contra nadie, sino cuando está perfectamente de acuerdo con el más alto grado de honor cristiano, y el amor por la humanidad, agradable a la más baja humildad y al sentido por mis propias faltas y defectos, y de acuerdo con la regla de oro; a menudo, cuando diga algo contra cualquier persona, para llevarlo, e intentar que estrictamente pase por el examen de la presente resolución.
  2.  Estoy resuelto, que en las narraciones, nunca hablar otra cosa sino la verdad pura y simple.
  3.  Estoy resuelto a nunca hablar mal de nadie, a menos que tenga alguna buena reconvención que comunicar.
  4. Estoy resuelto a siempre dejar que haya algo de benevolencia en todo lo que hable.

¡Hazlo! Deja al Espíritu Santo actuar en tu vida. Cuida tu lengua, cuida tu forma de hablar, no seas viperino (a). Pídele a Dios sabiduría para hablar con una mente bien articulada. Pon mucho cuidado sobre tu boca, sé rápido para escuchar y lento para hablar. Aprende a compartir el evangelio con los demás en tus conversaciones y no permitas que tus palabras sean la marca de un mal corazón. Sé prudente.

Administra tu tiempo

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Photo by Saffu on Unsplash

Sabia virtud de conocer el tiempo, dice una canción. Yo quiero decir que es una sabia virtud administrar el tiempo, porque el tiempo es un regalo de Dios. Dice la Biblia un principio de vida «lo que el hombre siembre, eso cosechará» (Gálatas 5:13), lo cual implica un administración de recursos de tiempo, dinero, espacio, personas y más. En tu vida personal tienes al tiempo como un regalo, inviértelo bien, no lo desperdicies, no lo eches a perder. Nuestra vida aquí en la tierra es corta y debemos aprovechar al máximo este regalo para servir a Dios y así el Reino de Dios sea extendido.

«No tengo suficiente tiempo», «el tiempo es dinero», «eso va a llevar mucho tiempo», «el tiempo vuela», son frases que comúnmente la gente dice desde su comodidad y tengo la impresión que esta generación hace muchas más cosas; pero pierde más el tiempo. De acuerdo a la Biblia, nosotros somos administradores del tiempo, no debiéramos tratarlo tan a la ligera o tan casual. La pregunta es ¿cómo administras tú tu tiempo?

Hace poco le decía a un grupo de adolescentes que me gustaría vivir lo que ellos están viviendo ahora con los recursos tecnológicos y educacionales que tienen a su alcance; pero con la experiencia de adulto que ahora ya tengo. En el fondo, lo que estaba diciendo es que muchas veces había yo perdido mi tiempo. Está claro que debemos aprender a invertir correctamente nuestro tiempo, que es corto; pero es el que nos queda. Habrá que coordinar nuestros horarios y darnos la oportunidad de disciplinarnos para no perder el tiempo, la vida. Desgraciadamente, en la actualidad, uno de los mayores problemas que vivimos es que pasamos demasiado tiempo en cosas que no son importantes, viendo pantallas, jugando con quién sabe quién y posponiendo compromisos y cosas. Vivimos procrastinadores, muchas historias, muchos chats, evitando dar cuentas, sólo consumiendo, no los datos, sino la vida. Las preguntas son ¿Cuánto tiempo debemos invertir en nuestra relación con Dios? ¿Cuánto tiempo debemos invertir en las personas que nos rodean y en lo que es importante?

¿Tiempo devocional y tiempo con la Palabra? ¿Lectura y oración? Ahora es tiempo para estar en la presencia de Dios y ser llenos de su Espíritu Santo. Todo esto es necesario a fin de cumplir con las promesas hechas, llegar a tiempo a los compromisos establecidos y cumplir las metas trazadas. Si, ser una persona con base en resultados implica ser una persona que sabe administrar su tiempo y tiene la motivación correcta como un discípulo de Cristo.

Si tiendes a postergar las cosas que puedes hacer hoy; pero te quejas de tener muchas cosas que hacer, estás teniendo problemas con tu manejo del tiempo. Si empiezas un día de trabajo sin metas ni propósitos y la gente, a tu alrededor, te pregunta ¿dónde estás y qué estás haciendo? estás teniendo problemas con tu manejo del tiempo. Cuando evitas cambiar, arriesgar y enfrentarte a nuevas ideas o adquieres un nuevo hábito para evitar compromisos ya establecidos, estás teniendo problemas con el manejo de tu tiempo. ¿No te ha pasado, que hasta los que te rodean te dicen que te ven muy ocupado? «Estabas muy ocupado y por eso ya no te dije», te dicen. Es pues, el momento de organizar el tiempo y darle un disparo de muerte a los cronófagos. Espero que te ayuden estos tips:

  • Sé realista y aprende a trabajar con base en metas. Pregúntate cuánto tiempo te llevará hacer tal o cual tarea y hazla.
  • Una cosa a la vez. Divide las tareas pesadas en tareas pequeñas. Divide y vencerás, es una técnica que puedes usar. Tengo un amigo que me dice «cómete al elefante en pedacitos».
  • Si es posible, pide a alguien que te ayude a administrar tu agenda de tareas. Tu esposa (o), un amigo o compañero de trabajo. Siempre habrá alguien dispuesto a querer ayudarte.
  • Separa tiempo para hablar con la gente clave en tu vida. Ora junto con ellos, planea y sueña. Este es un tiempo estratégico y no lo debes pasar por alto.
  • Necesitas determinar qué es lo más importante para ti. Tus actividades te van a dar la medida acerca de lo que es más importante. Es posible que quieras pasar más tiempo con tu familia o con Dios, pero si no lo haces, entonces no serán tus prioridades.
  • También deberás preguntarle al Señor cuál es su plan para ti. No puedes seguir el plan de otra persona, porque el Señor nos guía a cada quien desde un nivel personal. No olvides pedirle que te revele sus metas a largo plazo para tu vida.
  • Se trata que tengas una dirección clara para las próximas horas; pero también para los próximos años.

Por último, necesitas pedirle a Dios que te ayude a no perder de vista el objetivo. No debes pensar que la dirección que te dio hace años sigue siendo la misma para hoy. Lo que una vez exigía tu tiempo podría ser ahora un lugar vacío que Él quiere llenar con nuevas responsabilidades. Sólo valora que una agenda equilibrada no debe restringir tu libertad; más bien, te libera para ser lo que Dios quiere que seas, y para lograr lo que Él desea en tu vida y/o ministerio.

El perezoso no ara a causa del invierno;
Pedirá, pues, en la siega, y no hallará.   Proverbios 20:4

Ve a la hormiga, oh perezoso,
Mira sus caminos, y sé sabio;

La cual no teniendo capitán,
Ni gobernador, ni señor,

Prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Proverbios 6:6-8

Conocimiento y discreción

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En lenguaje natural, ser «prudente» es basar tus acciones en el pensamiento lógico, de largo plazo y con plena consideración de todas las contingencias. Debe ser algo muy sensato, porque debes dejar de lado los deseos instantáneos y la gratificación a corto plazo. Si bien, la prudencia es impulsada intelectualmente, no está desprovista de intención, simplemente parece ser así porque se basa en objetivos sustanciales, a largo plazo y bien considerados, más que en las emociones del momento. No se requieren dones sobrenaturales para aplicar el conocimiento con discreción en tu vida, sólo el discernimiento. Esa capacidad de inferir, deducir, evaluar, sacar una consecuencia de otra cosa y conducir a un nuevo resultado, un mejor resultado de lo que sentías poder realizar. Se trata, pues, de quitarte la condición de «ingenuo» utilizando la Palabra de Dios efectivamente.

Ser prudente, es equiparable a ser astuto. Dios te dará las habilidades de discernimiento necesarias para tener el conocimiento y ser advertido de lo que ha de suceder. Esto, para que seas cuidadoso en tu comportamiento. Lo mejor de todo es que no estarás solo, tendrás a Dios de tu lado y podrás acudir a Él. Él será tu refugio en los momentos de mayor presión. Tendrás agilidad mental, estarás alerta y serás apercibido para que tomes buenas decisiones. Aprenderás a usar bien los recursos que tienes disponibles y en una forma práctica. ¿Suena bien, cierto? ¡Atrévete a ser prudente con conocimiento y discreción!

Hay inferencias muy importantes que debemos tener en cuenta, que son vinculantes para nosotros hoy, por lo que debemos ejercer la debida diligencia para llevar a cabo la voluntad de Dios. Veo en la Biblia a Noé, quien actuó con la debida diligencia para hacer el Arca que Dios le pidió construyera, aún cuando todavía no llovía en la tierra. Le llevó ciento veinte años poder hacerlo. Infirió que debía actuar en obediencia a Dios y lo hizo, nada lo detuvo. Utilizó todas sus habilidades y voluntad para lograrlo. También leemos en la Biblia acerca de Abraham, quien tenía un hijo, a su amado, a Isaac; pero Dios le pidió que lo entregara en sacrificio. ¡Un sacrificio humano para Dios! Abraham, dice la Biblia, se encaminó y preparó para ir y cumplir en el Monte Moriah con esa orden. ¡Qué manera de inferir la Palabra de Dios en su vida! Seguramente él pensó para sí mismo «No te entiendo Dios; pero si tú me lo estás pidiendo, sé que eres capaz de resucitar a mi hijo y no dejarás de cumplir tu promesa… Si, esa que me hiciste hace muchos años cuando me dijiste que sería padre de multitudes… Te acuerdas ¿verdad? Pues, que se haga como tú dices Señor». Y así, podría continuar con más ejemplos bíblicos.

Cada ejemplo bíblico de obediencia a Dios infiere el ejercicio de la debida diligencia y responsabilidad personal. La diligencia nos es ordenada en 2 Pedro 1:5, 10 y Hebreos 11:6. Eso quiere decir que somos personalmente responsables de llevar a cabo la voluntad de Dios. El significado espiritual de la prudencia en la Biblia representa actuar a partir de ideas que sabemos son ciertas, pero hacerlo con un deseo subyacente de bien. El conocimiento de una acción impulsada por la verdad, pero con el bien como su fin. Serás una persona con discreción y no un ingenuo, serás un hijo de Dios que sabe inferir con discernimiento viviendo una vida abundante y eterna que es la que Dios ofrece. ¿Te animas? Sé prudente con conocimiento y discreción de Dios.

12 »Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia
    y poseo conocimiento y discreción.
13 Quien teme al Señor aborrece lo malo;
    yo aborrezco el orgullo y la arrogancia,
    la mala conducta y el lenguaje perverso.

Proverbios 8:12 NVI

Busca la Paz y síguela.

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Photo by Chris Sabor on Unsplash

Anoche el presidente Trump de los Estados Unidos de Norteamérica ha declarado que se inician ataques en contra de Siria. Este es un conflicto a nivel global e incluye a otras naciones como Inglaterra y Francia, incluye al mundo. Seguramente habrá respuesta de Siria, Irán y Rusia que son los otros involucrados directamente. Tarde que temprano todos enfrentaremos conflictos en la vida y se hará necesario saber identificar los conflictos reales en nuestras vidas. También, tendremos que decidir si enfrentar o no las dificultades que se nos presenten; pero sobre todo, deberemos establecer los mecanismos de solución a partir de la responsabilidad que nos compete como hijos de Dios. ¿Te gustaría aprender alguna forma o técnica de resolución de conflictos? Acompáñame a descubrirla.

Las disputas suceden, a veces todos los días. De hecho, nosotros los seres humanos tenemos conflicto con Dios, con las demás personas y hasta con nosotros mismos. Tendremos problemas y, a veces, no nos avisarán, simplemente se presentarán. Así que, debemos comenzar con reconocer que tenemos un problema, eso no significa que por tener problemas ya sea va a acabar el mundo. Los cristianos creemos en un Dios Todopoderoso, por lo tanto, necesitamos aprender a confiar en él y darle la gloria que se merece aún en medio de los conflictos.

A veces los conflictos son malentendidos originados por una mala percepción de la realidad o por una información falsa. Son esas «fake news» que hacen ver las cosas en forma negativa. Otros, son los potenciales conflictos que son provocados por diferencias de opinión, desacuerdos entre las personas abonando al terreno que los hace crecer enormes. Hay conflictos reales que son el resultado de mala comunicación entre dos individuos que los separan; sin embargo, pueden resolverse cuando alguien asume el compromiso de trabajar con su compañero con base en una misma visión y propósito, sobre todo, si es con Dios. Lo triste es que habrá conflictos que no se puedan resolver tan fácilmente ya que no sólo se hiere a las personas sino también al corazón de Dios. Creo firmemente que Dios quiere hijos maduros capaces de resolver sus problemas. ¿Estás listo(a) para aprender?

Identifica el problema.

  1. Eso significa que debemos aprender a examinarnos a nosotros mismos y ser honestos en cuánto hemos contribuido nosotros para que ese problema exista. Confiesa a Dios cualquier anomalía que tú hayas cometido. Ten valor y pide perdón la otra persona o personas. Te servirá de mucho leer el Salmo 139.
  2. No tengas miedo de preguntarte ¿qué tanto yo he colaborado para que este problema sea tan grande?
  3. Pregúntate también si acaso ya tienes una propuesta de solución y ten la voluntad de aceptar que pudieras estar mal aún.
  4. Considera la posibilidad en que otras personas puedan ayudarte a destrabar este conflicto. Seguramente no serás tu sólo el problema y Dios podrá usar a otras personas que ofrezcan consuelo, traigan paz y unidad a tu mente y corazón.

Es importante que busques tener una visión amplia de las cosas. No bastará con lo que tú pienses, hay que tener una razonable visión de las circunstancias y de la situación.

  1. Investiga todos los factores y el contexto en tu área de desenvolvimiento. haz preguntas y comprueba lo que otros piensan al respecto.
  2. Trata de aprender de otros que ya hayan enfrentado este mismo problema. Investiga cómo es que lo resolvieron, aprende de las experiencias de ellos.
  3. Sé respetuoso con las personas que están en medio del problema contigo. Hazles saber que les escucharás y que evitarás juicios y opiniones preconcebidas.
  4. Reúnete con los que están involucrados en el conflicto y escucha lo que ellos piensan y mantente dispuesto a escuchar cualquier cosa que te quieran compartir.

Finalmente, haz una evaluación completa de la situación y de las personas que están involucradas. Sugiero que te hagas preguntas con el propósito de llegar a una solución, como por ejemplo:

  1. ¿Hemos considerado a la Palabra de Dios y hemos orado juntos al respecto?
  2. ¿Cuáles han sido las sugerencias de los demás para resolver nuestro problema?
  3. ¿Ha habido el suficiente tiempo para ventilar los sentimientos, pensamientos y recomendaciones?
  4. ¿Hay alguien externo que pueda ayudarnos a resolver nuestro problema?

Elige resolver el problema, no huyas de él.

Hemos aprendido que evitar el conflicto es el camino más corto. Huir o volar parece tentador pues no queremos que nos duela. Como cristianos debemos aprender a no huir, por lo que los siguientes pasos prácticos pueden ayudar:

  1. Ora. Pide a Dios sabiduría y valor para enfrentar la verdad.
  2. Escribe una lista con los asuntos que debes enfrentar. Obvio, que sea un documento privado para que te ayude en futuras confrontaciones a resolver. Que sea sólo tuyo.
  3. Escribe cuál crees que sea la salida deseable. También todas las sugerencias y consejos que has recibido. Puedes incluir lo que ya has hecho como intento de solución y que no ha funcionado.
  4. Desarrolla un plan de solución.
    1. Permite que los otros sepan que tú si quieres resolver el problema.
    2. Mantén una política de puertas abiertas, de un espíritu dispuesto y una mente receptiva para todos los que están involucrados en el problema.
    3. Determina la verdad de este conflicto de acuerdo a la Palabra de Dios.
    4. Desarrolla un plan de comunicación de la mejor manera. Muéstrate flexible.
    5. Busca el momento adecuado, de ser necesario, para involucrar a tus autoridades directas u otras personas para la solución del conflicto.

Busca una solución.

La Escritura nos dice que debemos perseverar y dejar que actúe el Espíritu de Dios sin ser negligente en enfrentar el problema. Es decir, entrégale tu problema a Dios. Se requiere una vida de oración efectiva y constante en este proceso. Ora todo el tiempo que sea necesario hasta la resolución de tu problema. ¿Será que Dios quiere hacerte crecer en algún área? No dejes de considerarlo y pídele a Dios que te revele nuevas verdades e ideas que necesitas para crecer. Estudia en tu Biblia, ten vida devocional y reflexiona acerca del problema que tienes con base en ellos. Permite a Dios trabajar en medio de la situación. No todo es que tú tengas la razón y ganes las discusiones o con sólo tu fuerza. Que sea la fuerza de Dios obrando en medio de tu vida y conflictos. Pídele a Dios que te sorprenda y él te revelará como funciona aún medio de los «imposibles». Evita ser impulsivo y resolver las cosas a la ligera. No olvides que los procesos que enfrentamos como hijos de Dios tienen el fin de enseñarnos cómo vivir y a confiar en Él. No le arregles el problema a las personas hasta que Dios se manifieste.

Siempre sé honesto. Siempre está dispuesto a escuchar, sé humilde y desea la solución, no sólo el tener la razón.

El hombre iracundo mueve contiendas: Mas el que tarde se enoja, apaciguará la rencilla. Proverbios 15:18

Nosotros no podremos resolver los problemas pensando de la misma manera en que los creamos. Albert Einstein.

Sé Sagaz

 

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Siempre me han llamado la atención las serpientes, son unos animales muy astutos, son difíciles de agarrar y siempre actúan en forma vivaz. Pienso que debemos estar alertas y saber movernos en este mundo que pretende aniquilarnos. De hecho, la Biblia, en palabras del Señor Jesús nos anima a ser astutos como las serpientes. Es importante saber qué hacer y echar mano de toda la información a la mano para cumplir con nuestro propósito, que es el de Dios.

Una persona sagaz es muy perceptiva, no deja pasar las cosas y evita la negligencia a toda costa. ¿Has visto cómo actúa una serpiente? Es la muestra más viva de la percepción, siempre está lista y observa con rapidez, lo que la lleva a actuar con agilidad y prestancia. Me parece que un cristiano debe tener esa característica para obtener toda la información posible y así saber qué decisiones tomar. Es decir, que no le tomen el pelo ni lo hagan ser un simple mortal cayendo en las dunas de la ingenuidad. Se trata de ver más allá de los motivos evidentes y «leer» a las personas para actuar con firmeza y carácter de un hijo de Dios. Jesús dijo que debemos ser astutos como las serpientes.

Podemos entender la astucia como una habilidad para comprender mejor las cosas y advertir cuando estás a punto de caer en una trampa. Es mi oración que los jóvenes, mis jóvenes cristianos, los que me rodean, aprendan a ser astutos y no se dejen envolver por lo que el mundo les ofrece. Me pregunto ¿Por qué un adolescente tiene que casarse antes de tiempo? ¿Por qué un joven cae en las drogas? ¿Por qué prefieren la rebelión como sello en sus vidas? Luego, entiendo que no han sido avisados, no han entendido, no han comprendido y han sido engañados en que si hacen las cosas a su manera es mejor que buscar a Dios. Les ha faltado esa astucia para moverse como una serpiente y no han sabido qué hacer con la información que tienen a su alcance.

¿Sabes qué hacer con tanta información que tienes a tu alcance? Te invito a tener prudencia y a mantenerte alerta. Mi consejo es que sepas mantenerte alerta y con la actitud adecuada como un hijo de Dios. Muchos querrán engañarte y envolverte, otros querrán hacerte dudar y hasta renunciar de tu fe. No lo permitas, sé sagaz. En todo caso, procura saber qué hacer con la información que recibes y desecha lo que no sirve, que no te tomen el pelo tan fácilmente. Aprende a prever y a prevenir el peligro, toma consejo. Pídele a Dios que te ayude a comprender las cosas y a percibir con claridad los mensajes, sé práctico y usa tu inteligencia adecuadamente, actúa con conocimiento de causa. Es necesario porque eres un hijo de Dios y tienes un espíritu superior como el que obtuvieron el profeta Daniel y sus amigos. Aprende a ser sagaz y que el mundo se convierta a ti y no tú a él, sé una persona que vive con base al propósito de Dios para tu vida. ¡Házlo ya!

El corazón prudente adquiere conocimiento;
los oídos de los sabios procuran hallarlo.

Proverbios 18:15 NVI

 

No seas simple

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Una persona simple es alguien ingenuo, crédulo e inocente. Ingenuo es alguien alguien que tiene demasiada confianza en la bondad de las personas y no está advertido sobre su posible maldad, es decir, alguien que se deja convencer fácilmente y se convierte en un seguidor de otros que lo llevan a un despropósito. Una persona crédula es alguien que cree fácilmente lo que otros le dicen. Se deja llevar muy fácilmente por la influencia de otros, le da más importancia a lo que otros dicen y hacen y tienen temor a quedar mal con ellos. El contexto de inocencia refiere a alguien que tiene una carencia de culpabilidad con respecto a cualquier clase de crimen. El propósito de este post es animarte a ser una persona avisada que sabe discernir entre el bien y el mal.

Estamos entre dos vertientes, la sabiduría humana y la sabiduría de Dios. La Biblia dice que en Salmo 111:10 dice que el temor de Jehová provee buen entendimiento a quienes lo ponen por obra en sus vidas. Es vidente, entonces, que la sabiduría de Dios es mejor que la humana porque edifica y levanta al caído. Por otro lado, la sabiduría del mundo es terrenal que destruye y lleva al camino de muerte. Muerte es el despropósito que nos desvía y elimina. Vida, es lo que Dios ofrece, vida abundante y eterna. ¿Cuál prefieres tú?

No tengas temor a quedar mal con otros, busca agradar a Dios y no a las personas que te rodean. No seas crédulo, en el sentido de aceptar cualquier oferta o cualquier invitación a salirte del camino. El Señor Jesús fue tentado por el mismísimo diablo; sin embargo, con la Palabra de Dios hizo que Satanás no tuviera efecto en su vida y propósito. Jesús sabía moverse con base en metas claras. Sabía a dónde ir, qué decir y qué hacer. Jesús quiere que tú, igualmente, sepas qué hacer con tu vida basado en el temor de Dios. No le des tanta importancia a las opiniones externas o a las críticas que quieren destruirte y alejarte de la presencia de Dios. Deja de ser simple intelectual y emocionalmente.

Hay mucha gente que actúa ingenuamente; pero a la vez con equivocación. Piensan que están en lo correcto porque sienten placer en lo que hacen, sólo que el camino por donde van es camino de muerte. Andan experimentando aquí y allá, van de un lugar a otro, se mueven como las hojas del árbol cuando son llevadas por el viento. Piensan que lo mejor que les puede pasar es «disfrutar el momento»; pero son incapaces de ver más allá. Necesitan aprender a ver con anticipación. No les importa vivir bien, sólo quieren vivir y ya. ¿Tú te identificas con ellos? ¡Cuidado!

Ser gente avisada quiere decir que no todo lo acepta en primera vista o impresión. Ser gente avisada implica filtrar por medio de lo que la Palabra de Dios dice cada mensaje que se recibe. Ser avisado es ver con anticipación que puede haber un camino de destrucción esperándote y evitarlo. Ser avisado es una cualidad de una persona prudente. Aprende, pues, a ser prudente. Tú eres un ser eterno a los ojos de Dios, él quiere darte vida abundante y eterna; pero deberás esquivar las barreras y tentaciones destructoras. Dí no a Satanás y a sus engañadores. Aprende a discernir entre lo bueno y lo malo, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la bendición.

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Aceptar, es recibir lo que alguien te da y requerirás abrir el oído y el corazón para recibir las cosas realmente importantes, esas, las que son valiosas para el desarrollo de tu carácter. ¿Cuál será la fuente de sabiduría para tu vida? ¿Son la sabiduría y el conocimiento agradables a tu alma? Una vez haya algo valioso en ti necesitarás dedicar tu vida para desarrollar habilidades y cualidades de carácter. Serás muy valioso, tendrás influencia sobre otras personas y serás bendición.

Con el boom de las redes sociales y de las nuevas formas de comunicación cada vez se hace más fácil recibir mensajes, pensamientos e ideologías. Se requiere cierto discernimiento para saber qué si recibir o no en tus dispositivos; pero también en tu mente. Mucha gente no sabe cuál es la fuente de la información que recibe; pero actúa en consecuencia. Habrá que pensar en cómo desarrollar habilidades y cualidades de carácter. Se requiere disciplina y un espíritu enseñable para procurar objetivos claros enla vida; pero sobre todo una fuente de recursos suficientes para producir una buena vida.

Hay de fuentes a fuentes. ¿De dónde viene el conocimiento? Si, se trata de leer pero no leer cualquier libro. Se trata de abrir el corazón pero no para cualquier idea o mensaje aunque esté en internet o lo haya dicho algún personaje u organización. El asunto es más profundo, debes analizar siempre la fuente y el tipo de la información que recibes como persona. No es un software digital el que te va a proteger; más bien, un firewall moral y espiritual será el que te indicará por cuál camino ir y a qué fuente abrir tu corazón. Es tiempo de ser sabios, de saber qué hacer y adquirir el conocimiento correcto de las cosas. ¿Quieres ser sabio? ¡Necesitas asegurarte de tus fuentes de información!.

Una vez que tengas tu fuente, asegúrate de tener un espíritu enseñable para adquirir la mejor información y saber discernir entre lo bueno y lo malo, lo bueno y lo mejor. Si tu fuente de información es valiosa querrás atesorarla y cuidarla porque su contenido es único, agradable y bueno para ti. Desarrollarás rasgos de carácter únicos y te harán una persona valiosa, no sólo por lo que digas, sino también por lo que hagas. Serás bendición para otros. Tu fuente inagotable de conocimiento que te ayudará a desarrollar una sabiduría excelente es y será Dios.

Si tu fuente de conocimiento y habilidades para las decisiones que debes tomar es Dios, entonces recibirás sabiduría, ciencia e inteligencia. No tendrás problemas para desarrollar integridad y mantenerte irreprensible, podrás comprender la justicia, tendrás juicio y vivirás en integridad. Dejarás de ser un consumidor de las redes para convertirte en un productor de bendición. Sabrás qué decir, qué hacer y adónde ir, tendrás pensamientos y acciones de bendición hacia los demás. El conocimiento y la sabiduría te serán agradables y Dios estará contigo.

 

Proverbios 2:1-15